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jueves, 28 de junio de 2012

Parte 2 - El

Asier miró en su mochila, quería estar seguro de que tenía todo lo que necesitaba. Dejó de respirar. Notó que algo le faltaba. Casi enloquecido, los pensamientos no dejaban de desbordarle la mente. ¿Cómo podía haberla olvidado? No, tenía que haber otra explicación. Pensó hasta que la cabeza empezó a dolerle, pero no pudo recordar si la había dejado caer en el trayecto al aeropuerto. Cuando abrió los ojos, y vio la entrada del vidriado edificio, lleno de gente con sus maletas, suspiró. Estaba ahí, y no tenia la carta. Era imposible, estaba seguro de que la había puesto en el diminuto bolsillo interior de su mochila. Estaba en la terminal, sin motivos para irse. En realidad, viajaría para dejar esa carta en la casa de Amanda, después de despedirse. Quería hacer todo correctamente, ¡pero no podría sin la carta!. En ella, estaba escrito todo lo que el había sentido por ella, sobre su enfermedad, sobre ellos... Pero todas esas palabras se habían perdido bajo un cielo soleado, bajo un oprimente cielo de Junio. Escribir la carta de nuevo no era una opción, esas palabras simplemente no podían ser expresadas dos veces. Sintiendo solo el peso del cielo sobre sus hombros, apartó un taxi para volver a su casa. Todo había acabado, estaba arruinado. Subió las escaleras con desdén, corrió a su habitación, pensando solo en abrazar a su almohada y llorar hasta quedarse dormido, pero cuando pasó sus brazos debajo de ella, sintió un tacto frío, duro. La carta estaba ahí. El sobre gris, descansando sobre sus sábanas. La carta estaba ahí, todavía tenía tiempo, todavía tenía una oportunidad de hacer las cosas bien.

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